Tan de verdad ...



Desde muy pequeña me he imaginado ... lugares donde nunca estuve, estados emocionales diferentes al mío, vidas que no había vivido, personas que no existían pero que yo creaba a mi deseo, como si fueran muñecos de plastilina. Porque vivir en la imaginación no dolía, no tenía peros y nada salía mal.

Crecí y seguí imaginando, hay quien lo llamó evasión, cobardía o simplemente un modo de abstracción de la realidad. Pero yo imaginaba sin dejar de vivir, entonces ... todo debía de ser normal. Creía. Ahora no, ahora sé que lo normal es usar la imaginación para crear, como motor inspirador, para dar forma a lo que no lo tiene. Y su sentido último debe ser vivirlo.

Pues yo, ¿sabes, amor?, yo a ti ya te imaginé. Y no una, ni dos, te imaginé infinitas veces.
Eras un personaje constante en mis sueños, el que siempre estaba esperándome en cada uno de esos lugares donde nunca estuve, quien provocaba en mí estados emocionales nuevos, intensos ... quien me erizaba la piel y me emocionaba cada vez que me daba la mano. Eras tan moldeable que a ratos dudaba de que fueras alguien distinto de mí. En mi imaginación tú no dolías. Nunca. 

Ahora ya no me evado, no huyo ni me escondo, ni siquiera necesito excusas. 
He crecido y tú te has convertido en la mejor realidad que conozco. Mi imaginación está por fin llena de espacio libre para construir. Eres tan verdad ... 









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